lunes, 28 de mayo de 2012

Los jóvenes del movimiento "yo soy 132", ¿actores responsables o quimeras?

En nuestro país los ciclos de efervescencia política parecen estar ligados al fin de los periodos sexenales. Se agitan los ánimos en momentos en los que la sociedad mexicana reflexiona acerca de los resultados del actor político por excelencia, y llega el momento de pedir cuentas al personaje en el que encerramos al inicio todos nuestros anhelos y al final arrojamos todo nuestro coraje e impotencia por no ver solucionados los problemas que nos aquejan como sociedad: "el Presidente de la República".

Hoy en día conviven múltiples generaciones que han observado y vivido en carne propia las consecuencias de las decisiones que han tomado los actores políticos y los dueños de los capitales, pero tenemos que decirlo, con el aval de la sociedad en su conjunto. Y son esos personajes quienes han acuñado una frase que parecía ser tan trillada "los jóvenes tienen la solución".

Intentando ser objetivos, si observamos los números que arrojan las estadísticas demográficas, nos podemos dar cuenta de que lo que algunos balbuceaban por demagogia hoy se vuelve una realidad tangible: el grueso de la población mexicana se concentra en los estratos que van de los 0 a los 30 años de edad, eso es a lo que algunos llaman "cuota generacional", que en términos productivos deberá traducirse en una ventaja frente a naciones que han visto envejecer a su población, además con una tendencia decreciente en los nacimientos.


Note: The dotted line indicates the excess male or female population in certain age groups. Age groups are in thousands or millions.

Source: United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Population Division (2011): World Population Prospects: The 2010 Revision. New York


Nuestra historia a visto pasar momentos en los que fenómenos como el corporativismo, se aprovechaban de una sociedad que parecía desarticulada, irónicamente retando en todo momento a la participación ciudadana en los procesos que parecían ser responsabilidad sólo de unos cuantos.

El problema que ahora enfrentamos es que los actuales problemas atentan contra el principio natural más importante de cualquier sociedad humana, "la supervivencia". Pobreza, escasez, violencia, ausencia de control, falta y/o abuso de autoridad, gobierno sin rumbo, corrupción, crisis de valores,  ignorancia, desarticulación familiar...estos son algunos conceptos que han llegado al grado de lo absurdo en nuestro país.

Hoy trasciende la aparición en la escena de un movimiento denominado "Yo soy 132", que se esfuerza por mantenerse organizado para movilizar a los jóvenes con una causa inicial: "democratización de los medios en el proceso electoral de 2012"; ejerciendo presión sobre el candidato del PRI, que se ha instalado en el puntero de las diversas encuestas que intentan mostrar tendencias de las preferencias ciudadanas. De esta forma se han posicionado en la agenda nacional.

Pero, ¿qué hace a este movimiento diferente? En palabras de quienes pueden figurar como voceros, que no se suman a la campaña de ninguno de los candidatos. O bien, que representa para muchos la posibilidad de trascender instalándose en la conciencia nacional, definiendo propuestas, siendo interlocutor entre la sociedad y la élite política (función que transfieren involuntariamente los partidos políticos a las ONG's). Invitando a la sociedad para que retome el control de sus instrumentos, posiblemente redactando un nuevo arreglo nacional que le de vigencia al Estado de Derecho. Recomponiendo el tejido social que ahora se ve tan deteriorado. Y sobre todo, alejándose de la maraña de influencias y falsos ideales que intentarán apoderarse de tan noble causa.

Ahora solo queda esperar que los jóvenes dejen de ser quimeras para una sociedad que necesita de todos y que se identifiquen como actores responsables en todas las arenas (política, económica y social), con la proyección que ellos mismos han generado y que hemos visto crecer en forma exponencial, que no ha dependido de campaña mediática alguna, tan sólo de la socialización de los medios que no son controlados por ningún interés ajeno al de la sociedad que se agita al borde de las pasiones y que intenta contenerse recuperando aquellos valores que parecían haberse perdido en el tiempo.